XXXVI Sessió, 17 de gener de 2001. Autor: Triptófano
Es evidente que las propuestas de aplicación de nuevos métodos y técnicas de investigación en el campo alimentario están despertando creciente interés. Pero no es menos cierto que el coste que se estima para la utilización a nivel industrial de estas tecnologías desanima al más ilusionado. Con orgullo presentaré a esta Academia, pionera de tantas maravillas, una colección de soluciones asequibles económicamente y, lo más atractivo, basadas en energías renovables.
Esterilización por altas presiones
El GRABADO 1 muestra claramente la práctica de esta tecnología. Dos recios mocetones izan con poleas un cilindro de metal macizo sobre el alimento a esterilizar. A la voz de mando del director técnico, sueltan las cuerdas y el cilindro cae, transformando la energía potencial en cinética y ésta, a su vez, en térmica en el momento del impacto, produciéndose la descontaminación bacteriana tanto por aplastamiento como por el calor originado. El cilindro puede ser de cualquier metal que no esté incurso en la lista negativa de la FAO/OMS (plomo, cadmio, mercurio, cobalto, uranio, uuua, etc.). Es preferible trabajar al aire libre porque, al escachifarse, algunos microbios salpican. Las formas microbianas más resistentes a este tratamiento son los cocos y muy especialmente los entero-cocos.
En el GRABADO 2 mostramos el fracaso de intentar las altas presiones por vía hidrostática. Aparte de lo penoso de su realización, obligando a repetidas subidas y bajadas por una larga e insegura escalera, si los envases del alimento a tratar no son perfectamente estancos, se producirán fugas que dejan el local de putapena.
Esterilización por impulsos eléctricos
Esta tecnología se basa en electrocutar a los microbios. El GRABADO 3 ilustra el mecanismo: Un mocito, aislado del suelo, alimentado con anchoas, mojama u otro manjar salado por mor de facilitarle la conductividad eléctrica, transmite una corriente generada por el frotamiento de una rueda de ebonita sobre las suelas de gamuza de sus zapatos La corriente atraviesa el mocito sin dañarle y descarga sobre el alimento a descontaminar, directamente o (como en el caso que ilustramos) a través de otra persona, convenientemente aislada del suelo mediante una barrica de serrín seco.
Como alternativa, en los casos en que se produzca excesivo gasto en zapatos y nos fastidie tanto renovable o, lo más natural, que el mocito crezca, se propone el siguiente dispositivo (GRABADO 4) en el que, además, la rueda de ebonita ha sido substituida por una esfera de cuproníquel, más cara pero más duradera
Impulsos sónicos
La imposibilidad de matar microorganismos aplicando las ondas sonoras producidas por una varilla en vibración (GRABADO 5) se ha demostrado remota y, en todo caso, imprevisible.
Algunos Gram-negativos son estimulados positivamente e, incluso, se han llegado a revivificar esporas extremófilas. Muy desaconsejable también en presencia de vibrios. Muchísimo más eficaz se muestra retornar el viejo axioma de que “.la música amansa las fieras”. Esta sabiduría popular fue ensayada científicamente por primera vez en 1912 por Edward Winkler-Naps, consiguiendo atontar a un gato salvaje hasta el punto de que éste se suicidó a dentelladas.
El GRABADO 6 muestra al doctor Winkler-Naps reproduciendo un primitivo disco de Tito Schipa y es de señalar el evidente éxito a pesar de lo rudimentarios de la reproducción (véase el gato despanzurrado). Posteriormente (GRABADO 7), Monsieur Gaston De-Rochon obtuvo resultados esperanzadores tocando las Czardas de Monti en el borde de una copa a la que había adaptado un péndulo de médula de saúco que le iba indicando la amplitud de las ondas sonoras producidas.
A la sagacidad de Tomás-Alva Edison no se le escapó que, mientras perfeccionaba su primitivo gramófono (el GRABADO 8 muestra a Edison grabando sobre un cilindro magnético una pieza de Sarasate) el laboratorio se veía libre de los microbios (alguno de ellos de considerable tamaño) que generalmente pululaban por el local, dañando el precioso instrumental. Lo estimulante de esta tecnología es que no se necesitan aparatos especiales; basta cualquier instrumento capaz de producir música, sea pianoforte, arpa, clavicémbalo, trombón de varas, viola de gamba o shnklisén (sic en el original) (GRABADO 9). En lo que sí hay que tener exquisito cuidado es en la elección de la música a interpretar.
Muy recomendables son las piezas de Mompou, Erik Satie, Sibelius y gregoriano en general. Precaución con Ravel: eficaz la Pavana para una infanta difunta pero imprevisible el Bolero pues aunque parezca que, al principio, los microbios se aletarguen, luego revivifican con sorprendente vigor. Lo mismo puede decirse de En un mercado persa” de Ketelbey. Y absolutamente a evitar El vuelo del moscardón de Rimsky-Korsakov, La danza del sable de Khachaturian y las Danzas húngaras, sean del autor que sean.
Es una tecnología tremendamente atractiva por la enorme cantidad de variables a ensayar (jazz, música dodecafónica, gospel, cante jondo, hip-hop, escolanías, etc.).